Que tendrán los bares que parecen a veces el espejo
del alma. Un espejo que solo refleja el lado más oscuro de este y de donde solo
salen miserias. Ayer, en uno de estos
bares había varias personas; un cliente, el camarero y una pareja de guardias
civiles.
Ante la noticia de la tragedia que ha costado la
vida a 15 inmigrantes subsaharianos, me llamo la atención las reflexiones que salían
por sus bocas (digo esto porque hay expresiones y reflexiones que solo las
articulas la boca, y no también el cerebro, como sería de esperar).
El cliente, apoyado en la barra expone: “¿porque
tenemos que aguantar toda la mierda y la gentuza que entra en España?, na más
que moros y rumanos”… entre otras sandeces.
El camarero, en un alarde de “agrado forzado” dice; “
¿tú sabes cómo se solucionaba eso?. poniendo en la valla una metralleta (concretamente
un modelo en particular, pero reconozco que no estoy muy puesto en tipologías armamentísticas).
Por supuesto, seguido de una ristra de carcajada.
Uno de los guardias civiles afirma: “ es que,
hagamos lo que hagamos, nunca está bien”.
En fin, decía Emil Durkhein que los comportamientos
de los individuos cuando están en grupo, no son de elaboración propia, él los
llamaba “hechos sociales”. Y esta es mi esperanza, que ciertas formas de
comportamiento no obedecen a reflexiones elaboradas, si no a algún tipo de
instinto de estupidez propios de los hombre cuando están en grupo. Como cuando,
y otra vez en una conversación de barres, entre hombres, ante el asesinato de
una mujer a manos de un hombre alguno de estos “contertulios” siempre apostilla:
“ algo habrá hecho”. Y los demás ríen.
Uno se pregunta, como es posible que en sociedades
avanzadas como la francesa o la suiza, puedan aflorar sentimientos racistas y xenófobos.
Pues aquí tenemos la respuesta. Estos sentimientos están en el subconsciente
colectivo, y son producto de la carencia de cultura de la falta de educación y
de la inexistencia de una consciencia social. Y es una realidad que estos
sentimientos existen en nuestra sociedad, solo hay que promover las condiciones
necesarias para que estos afloren.
No merecería la pena hacerles entender a estas “personas”
por qué están equivocados y cuál es el origen de su error. Pero no creo que a
quien es capaz de pensar de semejante manera le quede intelecto para el
entendimiento.
Sin embargo, a un agente del orden se le presupone
algo más que intelecto. Y debería de entender que no se equivocan hagan lo que
hagan, porque no creo que nadie piense que se equivocan cuando se sacrifican
por los demás todos los días en las carreteras y en las calles. Pero cuando
disparan pelotas de gomas hacia seres humanos indefensos que pretenden llegar a
nado a una orilla cansados y exhaustos, provocando que estos se ahoguen, como
ha ocurrido, esto, si está mal, y se equivocáis al defender este
comportamiento.
El problema aquí es más complejo de lo que parece,
ya que no creo que estemos hablando de racismo como tal. El racismo hace
referencia a la raza; el color distinto de la piel, la cultura diferente, las
creencias diferentes, etc. Pero aquí la cuestión es más económica. A este
racismo lo mueve la lógica capitalista. Una lógica economicista por la cual, un
ser humano pasa de ser ciudadano a ser un excluido social dependiendo de su
renta. Y por la misma razón, un magrebí deja de ser un “moro” cuando se pasea
por las calles de Puerto Banus, o un africano deja de ser un “negro” cuando en
vez de vender pañuelos en los semáforos, mete goles jugando al futbol.